Úrsula Rivata, Hna. M. Escolástica
Úrsula Rivata nace en Guarene el 12 de julio de 1897, acogida por papá, Antonio, y su mamá, Lucia Alessandria, que al día siguiente pidieron para ella el don del Bautismo. La familia se alegró con el nacimiento de Josefina, Clotilde y Giacomo, pero pronto vive el dolor de la muerte de la madre y del hermano pequeño. Úrsula crece en un clima sereno de la familia y de las actividades parroquiales, con la mirada puesta en el futuro.
Dejemos que ella nos cuente cómo el Señor la guio al encuentro con P. Alberione, en la respuesta a la llamada y para convertirse en la primera Madre de las Pías Discípulas del Divino Maestro.
Una voz llama
“Con frecuencia mi párroco, P Giovanni Agnello, invitaba a P Santiago Alberione para la celebración eucarística y para la predicación en las solemnidades. Yo lo escuchaba con mucha atención, especialmente en la fiesta de Sta. Úrsula, mi patrona, día de fiesta para las Hijas de María… Me parecía que, al celebrar, tenía un particular recogimiento”.
Buscando un camino a seguir para responder a la voz del Señor que la “llama”, recibe una sugerencia:
“Un día el Cura de la parroquia, P. Antonio G. Morone, me sugirió: “¿Por qué no vas a Alba a ver a P Alberione? Está instituyendo una Familia donde reúne chicas que se preparan para la vida religiosa”.
El nombre P. Alberione le recordó la figura del joven Sacerdote que le había llamado la atención por su recogimiento y pensó seriamente en las palabras de P. Morone:
“Lo que sucedió en mí, al escuchar estas palabras, no sé expresarlo. Sin conocer gente, ni lugar, ni fin, oí interiormente una voz que me dijo claramente: ¡es allí donde te quiero! … Un sábado de 1921, yendo a Alba para el mercado, entré en una librería para comprar un buen libro.
Con sorpresa encontré al sacerdote que venía a celebrar a Guarene. Le pedí un título que me interesaba, y después de pensarlo, me dijo que estaba agotado. Al ver que se demoraba, pensé que tenía dudas sobre la calidad del libro y observé: “pero es un buen libro”. Él respondió sonriendo: “Sé que es un libro bueno. Ama al Señor y a la Virgen. Reza por mí”. Y, con un “Sea alabado Jesucristo”, me despidió”.
“Un sábado después fui a la librería nuevamente. Encontré a hna. Teresa Raballo FSP que me llevó al Sr. Teólogo. Y fue una gran sorpresa reconocer al mismo sacerdote que venía a mi parroquia y que había encontrado la vez anterior. Él también demostró que me reconocía. Se informó de mis intenciones para el futuro, y después de intercambiar conmigo algunas palabras, me preguntó:
– Entonces, ¿cuándo piensa entrar en S. Paolo?
– Por mi parte, me quedaría inmediatamente, pero las dificultades de la familia me detienen.
– Date prisa, muy pronto.
Me hizo dar un libro de “Oraciones” donde estaba la Coronilla de S. Paolo que luego recité cada día, me gustaba mucho”.
Úrsula no preguntó al P. Alberione cuáles eran las finalidades y el nombre del Instituto; pero advirtió una nueva luz interior y una certeza confiada de que ese era el lugar donde el Señor la esperaba
¡Solo Tú!
“Dios, cuando tiene dibujos sobre un alma, la conduce él mismo por los caminos que él quiere. Cuando aún no imaginaba ser religiosa me llegaban deseos de llevar una vida retirada, junto a otras compañeras y de servir a Dios en la oración y en una vida de perfección. Mi padre pensaba en otra cosa y un día antes de ir a misa me dice: “a la salida de la Iglesia hay un joven que me ha pedido tu mano, míralo y si te gusta, es un buen joven, tiene un buen pasar económico y podrás ser feliz con él”. Yo no le di ninguna importancia a sus palabras, pero después de la Misa, viniendo a casa, me tomó una especie de miedo y, entrando en casa, fui a mi habitación donde había una bella estatua del S. Corazón. Automáticamente, sin prestar atención a lo que hacía, me puse delante del Sagrado Corazón y le dije: “Señor, Tú solo, y basta”. Bajé la escalera y le dije a papá: no, no acepto su mano. Desde aquel momento cambié mucho en mi manera de actuar y no fueron bastantes para mí los sacrificios, rezar constantemente, ir a Misa cada mañana, la confesión semanal, la Comunión …”
La ayuda de una amiga
“A la edad de unos 15 años, el Señor se sirvió de una compañera que conocí en una fábrica en donde se trabajaba la seda (Eufrosina Binello que, como FSP, asumirá el nombre de Margarita) y yo pasaba mucho tiempo con ella: en la fábrica, en el dormitorio, en la recreación, en el refectorio, de paseo, etc. Nos queríamos mucho y rezábamos mucho, juntas por la noche, después de la cena, en la terraza o paseando. Nuestros discursos eran solo espirituales y nuestra jefa no nos molestaba por eso y estaba contenta con nosotras… Después del tiempo en la fábrica, volví a mi familia y no nos vimos más, solo unos 10 años después en Alba, en el mercado. Apenas me vio me reconoció y me dijo que tenía muchas cosas bellas para contarme. Mientras tanto, me llevó a S. Pablo. Al pasar por una librería me dijo: Ven, te presento a mis compañeras y vi que en el mostrador había una discreta pila de Evangelios. Compré uno de inmediato…”
Deja tu tierra y ve…
Finalmente llega el día de la salida de casa. A pie, acompañada por su padre, deja Guarene y baja a Alba. Es el 29 de julio de 1922:
“Durante el viaje rumiaba esas palabras: ¡Es allí donde te quiero! Meditaba esas palabras con mucho asombro y confianza. Señor, tú estás conmigo, Te solo yo busco y con tu ayuda siempre te seguiré. Me pareció que me respondiera, como a S. Pablo: ve y te dirá lo que debes hacer“.
Mujeres del Evangelio
“El demonio me puso entonces una exagerada timidez y temí despertar la atención de los que estaban en la iglesia… Luego me pareció tan insípido el estilo de aquel libro que me vino la tentación de dejarlo cada vez que lo leía… En cada página que pasaba, quería que volara en el fuego… tenía que leerlo tan rápido como el Sr. Teólogo me pedía y me parecía que nunca terminaba … Un día el Primer Maestro me preguntó si lo había terminado y le dije que no, sin mencionar mi repugnancia. Finalmente, lo terminé y comprendí luego el propósito para el cual tenía que leerlo. Este libro hablaba precisamente de las Pías Mujeres que, en compañía de María Santísima, servían a Jesús y a sus Apóstoles… El Primer Maestro, cuando nos apartó las primeras y en los primeros tiempos, nos hablaba mucho del S. María y de las mujeres que seguían a Jesús … creo que él había leído bien aquel libro”.
Comienza la aventura
Y llega el 21 de noviembre de 1923. P. Alberione, que ha madurado su respuesta a la voz del Espíritu, reúne a toda la comunidad femenina y dice: “Separen a Ursulina y Metilde para la misión que les confiaré. Ellas deberán ir a la Casa Divino Maestro. Allí comenzarán un nuevo modo de vida; otras irán a alcanzarlas… Tomamos las cosas más necesarias y nos dirigimos a la Casa del Divino Maestro, donde con solicitud se instaló el dormitorio, en el primer piso. Habíamos aceptado con prontitud la voluntad de Dios y la certeza de ella hacía desaparecer toda pena y preocupación… Ese mismo día, el Primer Maestro me rogó que lo acompañara para ver cómo se había instalado todo”.
Poco después se añaden otras seis y en el día de S. Escolástica, 10 de febrero de 1924, comienza oficialmente la nueva Familia que el 25 de marzo tomará el nombre oficial: Pías Discípulas del Divino Maestro; y Úrsula, convertida en Hna. Escolástica de la Divina Providencia, asume la dirección del grupo. El número de las Pías Discípulas es cada vez mayor…
Hacia Egipto
Con el crecimiento de la nueva comunidad, surgen no pocas dificultades dentro de la Familia Paulina y también con el nuevo obispo de Alba, pero ésta no se detiene. Las dificultades se transforman en desafíos, en apertura de horizontes y en 1936 Madre Escolástica junto a Hna. Elia Ferrero, parten como primera presencia de la Familia Paulina en África. Recuerda Hna. M. Luigia Santillo: “Fui encargada de la cocina de los Paulinos en Roma; un día el Primer Maestro, durante una de sus visitas, me dijo: Llama a Hna. Escolástica. Ella vino solícita y escuchó: Entonces… ¿Quieres ir a Egipto? Respondió sonriendo: – Sí, Primer Maestro, voy enseguida. Él añadió: Prepárense”.
En Egipto no fue fácil el diálogo con los musulmanes, pero Madre Escolástica hizo camino tejiendo relaciones simples, humanas y muchos la llamaron “la buena señora”. Ella intuía la situación de las personas con la mirada de Dios. Escribe en las cartas a sus superiores:
“Por el momento se puede hacer muy poco con la acción; solo se les puede beneficiar con la oración y el sacrificio… Pero en algún lugar, donde hay una actitud más abierta, se encuentran muchas almas bien dispuestas que se convierten al catolicismo; pero éstas son relativamente pocas. Se necesita mucha oración, gracia, discernimiento. Esto debe ser para nosotros un estímulo para trabajar y sacrificarnos en la tarea sublime que a todas nos corresponde: dedicarnos totalmente a la salvación de las almas.
Las que se preparan con la oración y la acción a la vida misionera, no teman a las dificultades de la empresa, por más arduas que puedan ser, más aún: sacrificio y holocausto, son dos palabras que resuenan dulcemente a sus oídos dilatando sin medida su caridad. Por lo tanto, la diversidad de idiomas, temperatura, gustos, caracteres, usos y demás, son para ellas muchas y queridas ocasiones de renuncias que de buen gusto abrazan. Se acrecienta luego su felicidad cuando logran aumentar los lugares en donde Jesús podrá tener un nuevo tabernáculo, para ser alabado y adorado por tantas otras almas que antes, quizás, ni siquiera lo conocían».
La oscuridad de la prueba
Vuelve a Alba en 1938 y, colaborando con P. Alberione, obra para llevar a las Pías Discípulas a la aprobación en la Iglesia, alimentando la formación específica y el desarrollo de la misión. En este itinerario, a Madre Escolástica se le presenta la hora en la que debe vivir los dolores del parto, ser apartada drásticamente de la guía de las Pías Discípulas… y entrar en Getsemaní. En la buena y malos momentos, se confía siempre a Jesús, Maestro y Esposo y parte para una primera etapa del exilio:
“En la casa de Villa S. José me asignaron mi habitación y, cuando me encontré sola, en mi diálogo con Dios, en el tumulto de los pensamientos y sintiendo una angustia que me rompía el corazón, ofrecí todo al Dios, por amor. Era verdaderamente amor puro, que brotaba de un corazón sangrante y casi agonizante, como el de Jesús en el huerto de Getsemaní, pero acompañado también por una paz, una serenidad y una esperanza que me hacía aceptar todo y lo ofrecía en acción de gracias a Dios. Cuánto le habría gustado a Él, por la perseverancia de las Pías Discípulas en su vocación. En aquella Casa no perdí mi tiempo, ni en lamentos y ni en nimiedades”.
Y P. Alberione la “aparta de nuevo”, indicándole el modo de llevar adelante ese mandato: “Debes ser como el material que se usa en los cimientos de la Casa: no se ve pero el valor del edificio está en la solidez de los cimientos…”
La vida triunfa
Escolástica vive con alegría el 3 de abril de 1947 cuando, con la Aprobación diocesana, la Congregación es acogida en la Iglesia y con este renacimiento puede decir, escribiendo a P. Alberione:
“Me parece que ya he dado todo a Jesús, le he ofrecido en sacrificio, si él quiere dignarse de aceptarlo, todo lo que tuve de más querido: mis buenas Hermanas y quisiera casi decir hijas, que he parido en el dolor, en la penitencia, en la oración, en la humillación, en las vigilias, en los sufrimientos y sacrificios… Cada día con la ayuda de su gracia quiero darle generosamente y con perfecto amor todo lo que Él quiera de su miserable criatura y si también me vienen tentaciones de desaliento, de soberbia, etc. También estas penas se las ofrezco por amor, humillándome siempre delante de él y de todas las criaturas por su amor, para que la hostia sea ofrecida en un solo sacrificio con el de su Hijo y vivida diariamente como una prolongación de la Misa, que se prolonga durante toda la jornada, según las intenciones de Jesús y las expresadas en nuestras Constituciones…”.
Y cuando el 12 de enero de 1948 llega el Decreto de alabanza con la Aprobación Pontificia exulta:
“¡Imagina la explosión de alegría que brotaba del pecho de cada una! ¡Nos parecía soñar! … Deo Gratias. ¡Qué gracia! no nos parece verdadera. Esta noche cantamos el Te Deum con todo nuestro corazón y con toda nuestra voz. El Señor nos ha demostrado verdaderamente su amor de predilección, y también nosotras queremos, de nuestra parte, no solo formular buenos propósitos para el futuro, sino con la ayuda de su gracia, ser dóciles a todas sus invitaciones de amor, en el cumplimiento perfecto de su Santa Voluntad, en una obediencia siempre pronta y generosa a todos los deseos de nuestras Madres y Superiores. Que nuestro Divino Maestro nos bendiga a todas y nos dé su verdadero espíritu».
Un deseo para hoy
Recibiendo los deseos para el día de Santa Escolástica subraya que es
*Fiesta que conmemora el inicio de nuestra Congregación religiosa. ¡Esta es la fiesta de alegría para todas las Pías Discípulas y cada día encomiendo al Divino Maestro a todas! Las ancianas y las jóvenes porque todas correspondemos como verdaderas y fieles Pías Discípulas a Aquel a quien con todo el impulso del alma hemos consagrado cada una la propia vida.
* Estas hermosas ocasiones están dispuestas por Dios para que alabemos a Él que nos ha bendecido tanto y continúa bendiciéndonos, para agradecerle por habernos llamado a una vocación tan hermosa, y nuestra promesa de ser siempre fieles a Él.
* Los comienzos de nuestra Familia Religiosa han sido muy sencillos; hay que conservar lo que entonces se ejercía: espíritu de generosidad, de oración, amor al silencio.
Quien quiere hacerse santa tiene siempre muchas ocasiones, ahora como entonces, cada una en su propio campo: no será para todas del mismo modo, sino que cada una demuestra el amor a Dios de modo sincero, con el cumplimiento generoso y fiel del propio deber, sin medir el sacrificio que la fidelidad puede exigir; más aún, precisamente el sacrificio se convierte en fuente de alegría, porque medio de ofrenda al Señor, como prueba de nuestro amor.
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Llegué a Portugal y me engañó una persona que me dejó en la calle sin un lugar donde dormir, el 28 de julio paseaba triste, tenía hambre, pasé por delante de una tienda y una monja me sonrió, seguí adelante, entonces volví y abrí mi corazón, ella me escuchó y me dijo solo te confío a la madre Escolástica, Ella ama a los jóvenes y te ayudará, y yo rezo por ti, y luego me dio una foto suya. Desde aquel día la madre Escolástica está siempre conmigo y me acompaña yo la siento cercana. Gracias. Gracias por darme a conocer su historia.
Madre Escolástica sempre a stato di guida, aiuto, esempio di Vita, nel tempo di formando conosciuto tantisssso di leí, anche il tempo di cura con mamma a stato presente. Io ho preghato molto a leí é mija dato solievo, serenità, pace. Ho detto come risposta a lui, ” tú solo e basta”….…sono andata avanti fino a l’ultimo giorno di Vita di mamma. Ancora Madre Scolastica prega per me.🙏