HNA. M. ANUNCIACIÓN – ANGELINA BALLESTEROS GUTIÉRREZ
YA ANUNCIA[1]
Angelina Ballesteros Gutiérrez nació el 7 de julio de 1942 en Irámuco Guanajuato, México. Cuarta de siete hijos, fue bautizada el 24 de julio del mismo año en la parroquia natal de San Jerónimo. El 21 de octubre de 1957 entró en la Congregación de la Comunidad del Divino Maestro en México. Unos años más tarde, Angelina entra en el noviciado y emite su primera profesión el 8 de diciembre de 1960 y la profesión perpetua el 8 de diciembre de 1965. En línea con la tradición de la Congregación, tomó el nombre de Hna. María de la Anunciación, en honor de la Bienaventurada Virgen María. En 1964, siete años después de su ingreso en la comunidad, una de sus hermanas, Hna. María Elena Ballesteros, siguió su ejemplo y se unió a ella en la Congregación. Hna. María de Anunciación era una persona responsable, sencilla, caritativa y abierta. También se distinguía por su sentido del humor y su fuerte amor a Dios y a los demás.
Misionera en la República Democrática del Congo
Ya Nuncia llegó a Kinshasa en 1985, donde pasó 29 años de vida misionera. Se unió a la comunidad de hermanas discípulas del USUMA[2], donde encontró a otras hermanas comprometidas en la misión. Su presencia es significativa. Es una presencia que nos hace comprender que la misión es el lugar de la revelación de la esperanza, del amor, de la alegría que lleva al encuentro con los demás como motivo esencial de su consagración. También disponible en el servicio, Hna. Nuncia pronto se encuentra trabajando en el taller de costura de Kinshasa y Lubumbashi. En el mismo año, las hermanas abren la primera comunidad de la Congregación en el número 308 del Petit Boulevard, en el barrio industrial del municipio de Limete, en Kinshasa. Fue parte del primer equipo.
Superiora de la comunidad
En 1988 se convirtió en responsable de la comunidad Divino Maestro de Lubumbashi y en consejera de la Delegación. Acompaña a la comunidad con sencillez, alegría, paciencia y mucho humor, respetando a cada hermana en su diversidad, en su crecimiento, en su compromiso en la comunidad y en su apostolado. La capilla está abierta a todos los que vienen a la comunidad todo el día para la adoración del Santísimo Sacramento y para nuestro apostolado. En el ejercicio de su ministerio, se prestó a todo tipo de servicios necesarios. Se puede decir que no solo tenía un corazón, sino que daba su corazón al Divino Maestro y a los demás. El amor que animaba sus relaciones y su apostolado era evidente. Buscaba realmente configurarse en todo con Jesús, el Divino Maestro, en el espíritu de María, Reina de los Apóstoles.
Formadora de las futuras discípulas del Divino Maestro
Para dar a conocer nuestro carisma y hacer crecer nuestra Delegación, Ya Nuncia se compromete en la pastoral vocacional. Tomará la iniciativa de salir de nuestros centros urbanos para llegar a los jóvenes en las zonas más remotas, corriendo el riesgo de viajar en condiciones a veces difíciles. Fue formadora de pre-postulantes, postulantes y maestra de junioras. Para integrar la realidad formativa y acompañar mejor a las jóvenes, la hermana supo convertirse en una hermana mayor que, con discernimiento y confianza, nos condujo al Divino Maestro, el Camino, la Verdad y la Vida que es la razón esencial de nuestro ser discípulas. Solía decir: “Pido a las jóvenes que hagan todo con mucho amor y que amen mucho a la Congregación”.
Del humor al apostolado
Ya Nuncia bromeaba con todos, independientemente de su edad o clase social. Con su humor, cumplía su misión en toda su diversidad. Un día se encontró con un nuevo obispo que había venido a comprar las vestiduras para su ordenación episcopal. Después de hacer la compra, invitó al obispo a una sesión de pruebas sobre cómo llevar el báculo y caminar con él. El obispo aceptó inmediatamente y la siguió a la sala de la comunidad. Allí, ella le ofreció primero una copa y luego pensó por un momento cómo proceder. Luego tomó la escoba y la usó como báculo, explicando al obispo cómo sostenerlo con la mano izquierda y la mano derecha levantada para bendecir. Después de tres pasos, el entrenamiento continuó. Algunos meses después, les tocó a otros dos nuevos obispos venir “a la escuela Ya Nuncia” para aprender a usar el báculo, a caminar con él y a bendecir. La noticia se difundió con el boca a boca entre los obispos. Así nació esta dimensión de nuestro apostolado. La hermana también era conocida como “la hermana que enseña a los nuevos obispos”.
Reconocemos en ella también un alma sensible ante el sufrimiento de los demás. Tenía una atención especial a los enfermos y siempre estaba dispuesta a sugerir productos naturales para aliviar su sufrimiento. ¿Podemos decir que era herborista o fitoterapeuta? Sí, la experiencia lo demuestra claramente.
He aquí lo que ha escrito a nuestras hermanas en México sobre su experiencia misionera: “La experiencia más bella y más rica de mi vida han sido los años pasados en la República Democrática del Congo. Está claro que no han faltado las dificultades, la pobreza de mi persona, la colaboración para iniciar la misión, pero la fuerza de la vida comunitaria nos ha unido y nos ha dado mucho valor. La frase carismática: “No tengáis miedo” ha sido para mí una gran fuente de fuerza, sobre todo en los momentos de guerra y de saqueo, que nos hacían temblar”. Después de 29 años de vida misionera en la República Democrática del Congo, por motivos de salud, Ya Nuncia volvió definitivamente a México en 2018, con los recuerdos del Congo que llevaba en el corazón.
Como una verdadera discípula, vuelve a su Divino Maestro el 9 de octubre, mes misionero de 2022. Ya Nuncia, te damos las gracias por el testimonio de tu vida. En el cielo, un saludo a todas nuestras hermanas, especialmente a las que han pasado por el Congo.
[1] “Ya Nuncia” proviene de Yaya, que en lingala significa hermana mayor. Una de las cuatro lenguas habladas en el RD Congo. Es una expresión de amor.
[2] Una casa de la Unión de los Superiores Mayores confiada a la gestión de las Pías Discípulas del Divino Maestro durante 12 años.