Neideane Alves Monteiro nació en la ciudad de Coari, en el estado de Amazonía. Es la octava hija del matrimonio Nazaré y María Lucinda.
Desde niña, recibió las enseñanzas de la Iglesia en la comunidad de San Alfonso, que pertenece a la parroquia de Santa Ana y San Sebastián. A los 11 años, ayudaba en el servicio al altar, comienzo de su dedicación a la iglesia. Ayudar al presidente en la preparación de las ofrendas, el pan y el vino, era algo que le llenaba el corazón. Después de cumplir los 15 años y haber recibido el sacramento de la Confirmación, comenzó a participar en el ministerio litúrgico en la comunidad. El amor por la liturgia fue creciendo siempre más. Junto al grupo de su comunidad, colaboraba con dedicación en la preparación de las celebraciones de cada domingo.
En septiembre de 2012, se encontró con las Pías Discípulas del Divino Maestro, por medio de una formación litúrgica en su parroquia. Aquel momento se marcó en su corazón. Las hermanas estaban allí, Sor Leticia Pontini y Sor Martínez Cantelli, han atraído su atención por el entusiasmo con el que hacían su misión litúrgica y la manera con la que aquellas dos hermanas dieron testimonio de la vida consagrada. En el mismo día, Neidearne buscó en su internet informaciones sobre las Pías Discípulas. Había llegado con retraso a la presentación de las hermanas y no había escuchado lo que se había dicho sobre la congregación. Agradable sorpresa y alegría cuando Neideane entendió que su misión era la liturgia. No sabía que había religiosas dedicadas enteramente a esta misión. Así, el últimos día de la formación, se acercó a Sor Leticia con algunas preguntas, entre las cuales, cómo podría conocer mejor a las hermanas, porque se sentía llamada a la vida religiosa consagrada. Desde aquel día comenzó el acompañamiento vocacional. Con el paso del tiempo, la joven Neideane alimentó el fuerte deseo de avanzar hacia aguas más profundas, aunque esas la llevaran fuera de su conocido río Solimões. No titubeó. Interrumpió un doctorado en Biología y Química en la Universidad Federal de las Amazonias, para seguir su formación vocacional. En aquel tiempo fue significativa la presencia y la guía del párroco don João Batista de Almeida de la Congregación de los Redentoristas y de las Pías Discípulas de la comunidad de Manaus.
En 2013 participó en la Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro. Fue un momento inolvidable para Neideane: estar cerca, ver y escuchar al Santo Padre Francisco, el testimonio de fe de miles de jóvenes que estaban allí y buscaban el mismo ideal: anunciar el reino de Dios, fue alimento y fuerza en el camino.
El 20 de agosto del mismo año, entró en la comunidad de las Pías Discípulas, en Vila Mariana, en San Paolo. Neideane narra: “Dejar aquella inmensa Amazonía y venir a vivir en la ciudad de San Paolo no fue tan difícil para mí, porque en mi corazón llevaba un ideal fuerte: el Divino Maestro me está guiando”. Durante este período, en el aspirantado, colaboró en el centro de Apostolado litúrgico. En el año 2015 fue a Cabreúva, para continuar la formación como postulante y dio su colaboración en el sector de la confección. En 2016 fue admitida al noviciado, momento de particular importancia en el camino, vivido con alegría y entusiasmo. Fueron dos años de aprendizaje significativo: en las relaciones con la comunidad y en la oración. En este punto particular (la oración) ha podido reforzar su deseo de seguir a Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida como Pía Discípula del Divino Maestro. Para realizar su experiencia apostólica, fue destinada a la comunidad Cristo Redentor, R/ Madre Escolástica, SP. Neideane se expresa con estas palabras: “Soy feliz y agradecida por haber vivido esta etapa del noviciado, en Río Grande do Sul, en compañía de este pueblo feliz, de una fe fuerte y de una hermosa cultura que he aprendido a amar”.
El 10 de febrero de 2018, en la casa del noviciado, en Caxias do Sul, RS, hará su profesión religiosa, sellando una alianza con el Divino Maestro. Así testimonia la novicia: “Quisiera, pues, con mi vida entregada, seguir colaborando al anuncio de Jesús Maestro y Pastor, Camino, Verdad, Vida, que nuestro fundador, el Beato Padre Santiago Alberione nos dejó como misión. Doy gracias a mi familia por todo el apoyo del amor, a mis amigos, la Familia Paulina y mis hermanas Pías Discípulas del Divino Maestro por haberme acogido en esta familia religiosa y acompañado durante este periodo de formación inicial. Y a todos aquellos que se unen a mí y se alegran en este momento especial de mi vida. Me confío a la intercesión de María Reina de los Apóstoles, de San Pablo Apóstol, de la Venerable Madre Escolástica y de las oraciones de cada uno de vosotros”.